martes, 27 de noviembre de 2007

Grrrrr


Si en cada esquina hubiera un perro que practicase la escritura automática el mundo tal vez no sería mejor, pero al menos sí más interesante. ¿En qué consistirá una literatura perruna? Aunque hoy tal vez no sea posible eso de la escritura automática. Recordemos, por un momento, a Pessoa. El proceso era simple. Te sentabas a la mesa. La mente en blanco. La pluma en la mano. Los ojos cerrados. La punta de la pluma sobre un papel. En blanco. Como tu mente. Entonces, cosas de vete a saber quién, empezabas a escribir. Sobre cualquier cosa. Sobre lo que no sabías que podías escribir. Sobre lo que no sabías que sabías. Y tal vez no lo sabías. Porque el que escribía era otro. No tú.

La escritura automática se utilizó como método diagnóstico. Se supone que te pone en contacto con el subconsciente.

La escritura automática se utilizó como método parapsicológico. Se supone que te pone en contacto con el más allá.


La escritura automática se utilizó como práctica artística. Se supone que...


El caso es que hoy, que la gente no utiliza pluma, la escritura automática tal vez no sea posible. Siquiera para los perros. ¿Cómo contactar con el subconsciente / el más allá / ... mediante un teclado?
Las TIC tienen eso. A veces nos dan cosas. Otras veces nos la quitan. Sí, multiplicamos las imágenes, pero las conversaciones se reducen a un pie de foto. A un "échame otra".

Hoy estoy refunfuñón, y mi intento de escritura automática me ha conducido a producir un breve ejemplo de web semántica.
Que Pessoa me perdone, pero el tiempo de la escritura automática ya ha pasado. Aunque tal vez a Borges esto le hubiera gustado.

En la foto: Charcot y (la supuesta, creída, imaginada, invocada) Blanche Wittman. Demostración de un caso de histeria.


1 comentario:

Ander Izagirre dijo...

Juanma, la escritura con la mente en blanco es un fenómeno bastante común entre escritores y periodistas. A mí me pasa a menudo.